“Desperté con las ganas de hablarte, de buscarte, de volver a romper con el enorme muro que nos creamos para ya no molestarnos, Desperté con el sutil recuerdo de tu aroma, de tus manos, de tus caras de excitación, del movimiento de tu lengua sobre mi cuello, con el sonido de tu voz en mi oído, de tu mano cubriendo tu nariz en el frío, de tu cuerpo al calor del sol, de la electricidad que cada que me tocabas, solías provocar en todo mi organismo. Dime, ¿estarías dispuesto a responderme? ¿A mirarme? ¿Estarías dispuesto a volver a amarme?”
“Tengo que volver a recitarte cada una de las mañanas en las que aún tengo el sinsabor de esos besos no dados, el fantasma de tus dedos recorriendo mi cuerpo, y mis labios recitan tanta poesía del dolor que me produjo nuestro adiós. Hace exactamente un año que no te veo, que ya no siento tus labios en mi hombro, y mis manos, no sienten el calor de tu espalda, mi lengua no siente la frescura de la menta de tus besos, y mis ojos, esos que tanto te gustaban, que tanto aprendieron a admirarte, ya no saben donde más buscarte. Sigo repleta de recuerdos, de nostalgias, de penas y dichas que ya no puedo compartir contigo, pues todas ellas han sido positivas desde tu partida, desde tu adiós, desde aquella mañana cubierta de gotas de lluvia, como todas mis lágrimas que cubrieron mi rostro, mi piel y tu recuerdo. ”